viernes, 4 de diciembre de 2009

42. Sin excusas


Cuando una emergencia sobreviene, todos están al tanto, todos quieren ayudar, todos con ganas de salir en la foto... pero basta que pasen unas semanas, para que las excusas pasen por encima de las intenciones y de paso las entierren.

El tiempo degrada la voluntad. Las buenas intenciones no se traducen en acciones y se pierden en los devaneos de las mentes ociosas de quienes, sin disciplina y sin compromiso, anteponen la inmortalidad del cangrejo, a las necesidades y demandas de sus posiciones frente a la sociedad. Todos se rasgan las vestiduras por lo que han llorado y sufrido la tragedia ajena, pero solo los que viven en casuchas de madera, casi a la interperie, padeciendo vientos frìos y lluvias congelantes, saben lo que es pedir paciencia, cuando no se puede mantener ni el calor del cuerpo.

En enero de este año, todos presenciamos espantados el evento sísmico que desapareció a todo un pueblo: Cinchona. Meses después, el Gobierno seguía tratando de explicar, por qué aun, a pesar de todo el dinero donado por los mismos costarricenses, no ha podido brindar una solución válida a los damnificados. Excusas.

Yo he construído mis propias excusas.

Desde que me dieron la prótesis en julio, me atacó el miedo. Me dejé convencer por mis propios temores, de defraudarme a mi mismo y a los demás, de no poder caminar, de no satisfacer las expectativas de quienes tanto me han ayudado.

Claro, este tipo de razonamientos son irracionales, ridículos e insostenibles, pero así funcionan nuestros métodos de autodefensa mental.

Yo he sido experto en mi vida en convencerme de que no he hecho las cosas porque así tenía que ser. Y esta no fue la excepción.

Pero un día, llegó a mi esta foto, y sencillamente mi cerebro se quedó corto. No hay excusa que justifique la evidencia ante mis ojos.

Lo que veía era la imagen de un joven afgano, que perdió sus dos piernas por una mina antipersonal colocada por el ejército talibán, y sobre la que él pasó al huir de los enfrentamientos entre los terroristas y las "fuerzas de paz". El joven de atrás, sufrió algo parecido en un enfrentamiento que sucedió frente a su propia casa, que fue destruída por un misil de mortero.

Este joven estaba caminando, con un par de prótesis sin articulaciones, de tecnología limitadisima, pero no desmaya en su esfuerzo.

Yo en cambio, con una prótesis que costó casi 4 millones de colones, con la última tecnología disponible, una rodilla de titanio, cubiertas de fibra de carbono, un pie de carbono, en fin, lo mejor a mi disposición, comprada gracias al cariño de tanta gente, de familiares, de amigos, de gente que ni conozco... y sin embargo, a punta de basura mental, la tenía sosteniendo trapos en una esquina de mi cuarto.

Imperdonable.

Esta foto me regresó de golpe a la realidad.

En esos días tuve cita con la Fisiatra del Centro Nacional de Rehabilitación que me atiende, quien me prescribió dos semanas de terapia física, para empezar a usar la prótesis.

Volví a la realidad, lo cual no quiere decir que el miedo desapareciera por arte de magia. Lo cierto es que el primer día iba tan nervioso, que no sabía ni como ponerme en pie.

Pero la gente que trabaja en el CENARE es maravillosa. Y en esas dos semanas, un ángel llamado Natalia, me levantó de la silla y me puso a caminar.

Cuando al cuarto día buscó un bastón de cuatro puntos y me dijo: "ahora sí, sálgase de las barras y empiece a caminar con el bastón" ... creí que me orinaría del susto, o me destaparía la dentadura del golpe contra el piso... lo que pasara primero. Pero no, sucedió el milagro que ella sabía que pasaría y que mi mente se negaba a considerar como posible: empecé a caminar, fuera del espacio seguro de las barras, solo apoyado en un bastón. Al final de esas dos semanas ya me había puesto a subir y bajar gradas... fue impresionante.

Una semana más, otra cita con la fisiatra y nuevamente a la zona de milagros: me regalaron dos semanas más de terapia. Esta vez el ángel fue Adrián y con su ayuda hice todo lo que jamás creí posible. Caminé hasta veinte metros sin sentarme, subí y bajé escaleras de lado, para atrás, con solo un apoyo... subí y bajé rampas... en fin, fue impresionante.

Ahora ya utilizo el bastón en el Banco para ir casi a todas partes. Mi trabajo es muy sedentario, prácticamente todo el día estoy frente a la computadora, pero cuando tengo que ir al baño o a alguna reunión, uso el bastón. Y cada vez resisto mayores distancias.

Estoy tan feliz de poder caminar... esto verdaderamente es un milagro.

A ver si aprendo a dejar las excusas de lado. La vida necesita que caminemos y superemos el miedo.

viernes, 7 de agosto de 2009

41. Nueva Orleans no se reconstruyó en un año

Luego del paso del huracán Katrina, Nueva Orleans quedó devastada. Sus hermosas calles, sus casas de sueño, sus parques llenos de colores y de sonidos, sus bares cargados de sentimiento negro, de soul, de jazz y de blues, desaparecieron por la fuerza de dos elementos poderosos: el agua y el aire.

Un año después, aun contando con los recursos humanos y materiales de la potencia más grande del mundo, Nueva Orleans apenas asoma su cara de entre los escombros. La mayor parte de la ciudad aun no se reconstruía y apenas una pequeña proción se había limpiado de los destrozos por completo.

La gente recordaba el terror del huracán como si hubiese pasado sobre sus cabezas la noche anterior. Las imagenes aun vívidas en sus mentes, seguían acosándolos cada vez que pasaban por un lugar en donde "solía estar" algún sitio con valor para ellos, su casa, el bar al que asistían, la Iglesia que se llenaba de gospel los domingos...

Ayer se cumplió un año de mi operación para amputarme la pierna derecha.

Es increíble, pero ni siquiera lo recordaba. Sin embargo, cuando regresó a mi memora, lo hizo acompañado de los fantasmas que cruzaban mi cabeza entonces.

Hace un año, cuando ingresé al quirófano, para dejar ahí una parte de mi cuerpo, iba convencido de que no saldría de ahí. Tenía la fuerte sensación de que moriría. Y no me causaba ninguna ansiedad, me sentía tranquilo. Sabía que no había hecho todo lo que quería hacer en este ciclo vital, pero no me arrepentía de todo lo que si hice.

Cuando salí del quirófano, un poco atolondrado por la morfina, me di cuenta de que talvez morir hubiese sido muy fácil, sencillamente ya no tendría que preocuparme por nada. Vivir es lo difícil.

Aunque la pierna que me amputaron no me ha hecho falta, no la he extrañado (siempre la asocié con el cáncer y me alegró que me extirparan el cáncer de forma tan exitosa), de inmediato, al recuperar por completo la conciencia en el salón de ortopedia del Hospital México, me dio miedo vivir. Cuando me percaté del tamaño de la herida y de la posibilidad de que se infectara y que fuera a morir por eso... no soportaba que se me acercaran a la herida, me daba pánico.

Pero poco a poco, desenredé los hilos de la madeja mental y entendí que si estaba vivo, mi obligación conmigo mismo debía ser salir adelante y seguir con mi vida, en la medida de lo posible, como si nada hubiera pasado. Y afortunadamente así lo hice.

Obviamente esto no es tan sencillo como apretar el botón de "armémonos de valor" y ponerse a vivir, ha sido bien difícil y de no ser por el apoyo de mi familia y amigos, hubiera sido imposible. Porque incluso ahora, lo más práctico para mi sería compadecerme de que soy un lisiado impotente ante la apabullante vida, y echarme en un sillón hasta que se me carcoman los huesos de comején y me muera, pero eso no tiene sentido, no tiene sentido vivir sin vivir, vivir, abandonando todo por lo que vale la pena estar vivo.

Es por eso que en abril, cuando regresé a trabajar, fue uno de los momentos más felices de todo este proceso. Saber que volvía a ser yo mismo, que recuperaba algo de lo más valioso que tengo que es mi creación, mi trabajo, mi obra... y lo recuperaba prácticamente sin ningun menoscabo, fue y es maravilloso.

Hace unas semanas, en que empecé nuevamente a caminar, a poquitos, paso a paso, haciendo todo el ejercicio que no he hecho nunca en mi vida, para fortalecer músculos que nunca han trabajado en estos treinta y nueve otoños, pues ha sido difícil, pero de alguna forma muy satisfactorio.

La idea de tener la prótesis y no poder salir corriendo a pegar brincos por la calle, me fue difícil de superar. Entender que debo armarme de paciencia, no ha sido fácil de digerir, pero aquí vamos.

A un año de mi huracán, la vida ha sido generosa conmigo. Tengo y siento el amor de tanta gente a mi alrededor, como nunca antes. Mi vida está llena de momentos y cada momento me hace sentirme realizado y completo.

La prótesis ha sido un regalo divino, hecho posible gracias a tantas personas, a mi familia cercana, a mi familia menos cercana y a tantos amigos, que de verdad la valoro como uno de mis objetos más preciados, no solo porque me permite buscar nuevamente una libertad que no experimento desde hace más de un año, sino porque representa en su composición de materiales de última tecnología, el significado mismo del amor, y de la entrega desinteresada de otros para conmigo, que me dan una razón enorme para seguir dando cada día mi mejor esfuerzo.

A un año de mi amputación, puedo decir que soy feliz.

domingo, 10 de mayo de 2009

40. Devas del aire


Los devas del aire, o también conocidos como ángeles de las tormentas, son seres de energía que buscan la purificación de las cosas y las personas a través del agua. Producen tormentas y con ellas, barren la suciedad que encuentran a su paso, sin misericordia. Pero también, pueden dar paz a las zonas en tormenta, trayendo de regreso al sol, evacuando las aguas estancadas y regalando prosperidad a los afectados por la tormenta.

Yo debo confesar que si algo he encontrado en todo este proceso, son ángeles.

Desde que me fracturé el 24 de junio del 2008, desde ese mismo momento, apareció una prima, Angélica (que hasta el nombre propicio tiene) y se avocó a generar una respuesta responsable de la Clínica Católica con mi caída. Su intervención y la ayuda que nos brindó un ángel mayor, el torito, facilitaron mi traslado inmediato al Hospital México, en una ambulancia pagada por dicha Clínica.

Cada día que fue pasando, nuevos ángeles se cruzaron en mi vida, regalándome bendiciones, facilitando mi proceso, aliviando mis angustias y dolores, haciendo de esta tormenta, una situación menos trágica.

Ahora debo añadir nuevas bendiciones de ángeles que siempre han estado ahí, se trata de tía Virginia y sus hijas, Diana, Wendy y Mari, y su hijo Juan, así como de mi querida amiga Eli.

Cuando en el CENARE me prescribieron por fin la prótesis de mi pierna derecha, me entregaron una lista enorme de empresas ortopédicas, que podían proveerme el servicio de confección. Luego de llamara a todas ellas, encontramos que el lugar con el mejor precio era el Centro de Prótesis Avanzadas, una fábrica de primer nivel, que se encuentra en Atenas, donde se confeccionan este tipo de adiamentos, con materiales de excelente calidad y con técnicas verdaderamente de avanzada.

Claro, la tal prótesis cuesta mucho más que los 400 mil colones que el Seguro Social entrega como ayuda. El costo total, superará los 2.5 millones de colones.

Yo sabía que la prótesis tendría un costo importante, pero jamás me imaginé que fuera algo tan costoso.

En todo caso, junto con mi mamá, esa compañera inagotable de mis batallas de siempre, nos dimos a la tarea de buscar opciones para financiar el costo de la prótesis. La opción más factible, era presentar un reclamo al INS sobre mi póliza de vida, ya que cuando uno sufre amputación de algún miembro, la póliza indemniza dicha pérdida. Yo espero que este reclamo se acepte y al final me entreguen al menos 1.5 millones. Con este dinero, más el dinero que otorga la Caja, ya no nos haría falta mucho, así que era cuestión de esperar.

Sin embargo, de forma totalmente desinteresada, mi tía y sus hijas e hijo, nos obsequiaron 500 mil colones, con los que pude comprar el Liner de la prótesis e iniciar el proceso que tanto he esperado para contar con una prótesis. Días después, Eli, igualmente, sin ninguna otra intención que la de ayudar, ha iniciado la venta de una "rifa" que espera recaudar otros 500 mil colones para la causa (que no nos oiga la Junta, porque me la meten 9 meses a la cárcel). Esto es como la Rolotón (ya me lo había dicho el torito), y aunque me da una pena enorme saber que se hacen estas cosas por mi, un poco por esa mala costumbre de creer que no me merezco nada bueno, pues lo cierto es que se siente muy bien contar con apoyo en estos momentos en que se requiere.

Y es que, aun sin pedirlo, hay gente tan maravillosa a mi alrededor. Gente que piensa en mí, que eleva oraciones con su propia fe, para ayudarme, que están pendientes de mi bienestar aun sin que yo me entere. Son mis devas del aire, son mis ángeles guardianes.

Si no fuera porque ya hipotequé mi corazón con otro ángel enorme (la maestra), se los dejaría aquí como muestra gráfica de mi gratitud.

Gracias por tanto cariño.
Gracias por la compañía que tanto aprecio.
Gracias por la llamada, el mensaje o la visita oportuna, para no sentirme desconectado del mundo.

Gracias por tanto amor.

sábado, 9 de mayo de 2009

39. Los hitos

Uno no supera las desgracias de un día para otro. Se sale del lodazal un paso a la vez. Por eso, los que saben de estos temas, recomiendan a quienes han sufrido el embate de las fuerzas de la naturaleza, que vayan poco a poco poniendo hitos en su vida diaria. Marcadores que sirvan para ir reconciendo los avances, que con el día a día a veces se nos pasan por alto y que perfectamente nos pueden confundir, pareciéndonos que no avanzamos y que la vida se ha detenido. Cuando logro sacar el agua de mi casa, declaro un hito. Cuando limpio los muebles y los pongo en su lugar, declaro otro. Cuando ahorro lo suficiente para comprar un nuevo refrigerador, un hito más. Los hitos pueden verse hacia atrás, puedes comprender con claridad, cuanto has avanzado.

Yo tengo mis hitos.

Mi primer hito fue en mi cumpleaños de este año. El 10 de febrero. Ese día me di cuenta nuevamente, de que estaba vivo. Recién concluía la quimio y entendí que el cáncer no me quitó ese año adicional de vida.

Mi segundo hito lo marcó alguien que tiene mi corazón a su cuenta, para que haga con él lo que quiera. Marcia. Ella solita, me ha levantado una y mil veces, sin quejarse, sin hacer muecas, con amor y de forma desinteresada. Cuando hace unas semanas rescató un proyecto que para mí era casi mi vida, tuve que dejarle mi corazón en garantía, porque ya no tengo como pagar todo lo que ha hecho.

Mi tercer hito se dio el 1º de abril, cuando oficialmente regresé a trabajar. Ya llevaba dos semanas llendo al trabajo para recuperar la costumbre, pero en forma oficial, ese día volví a mi trabajo en el Sindicato. Desde ese día, cada minuto de trabajo, cada segundo conversando con la gente, cada fracción de segundo preocupado por la falta de justicia en las relaciones laborales, me hace sentir que sigo siendo el mismo que fue a trabajar el 23 de junio del 2008, el mismo que con dos piernas subió a la oficina y atendió los asuntos que urgían... porque siempre urge algo. Siento como, aun con una pierna menos, sigo siendo yo, Rolo, sigo emocionándome cuando algún compañero tiene un éxito, sigo preocupándome cuando se va a despedir a alguno otro, sigo enojádome cuando no encuentro atención a mis ruegos... soy yo. Tengo una parte menos de mi cuerpo, pero sigo siendo yo.

El cuarto hito se dio poco después de regresar al trabajo. El 22 de abril empecé a utilizar el liner, una especie de funda de hule, que debo poner en mi muñón, para sujetar posteriormente la prótesis. Probablemente lo utilizaré todavía durante todo el mes de mayo, antes de que me pongan la prótesis, para que el muñón vaya adquiriendo el tamaño ideal para utilizar la prótesis. La prótesis será para mí un símbolo de independencia. Actualmente me desplazo con la silla de ruedas, y eso limita mis movimientos, no solo a los lugares donde la silla quepa, sino a los que pueda llegar en la silla, sea por propio impulso, o porque me lleven. Hay momentos en los que me desespero, de verme casi encerrado en mi casa, sin poder salir, porque no tengo como irme por mi propio pie. Por eso, a pesar del gran dolor que me ha producido el liner, ya que me ha quemado y hasta roto, la piel del muñón, soporto las incomodidades con gusto.

Seguiré poniendo hitos, seguiré caminando, seguiré viviendo...

38. La vida sigue

Cuando la tormenta se pone grave, inunda nuestras tierras, se cuela en nuestras casas, se lleva nuestras posesiones y de vez en cuando, también arrasa con parte de nuestro círculo íntimo, llegan muchos a ofrecer ayuda. Algunos no pasan de ahí, se van y no regresan más, otros ayudan unos días, hasta unas semanas, pero al tiempo, uno entiende que si quiere ver nuevamente su casa limpia y habitable, tiene que poner manos a la obra.

Mi tormenta está aminando, pero el trabajo no acaba.

Luego de la finalización de la quimio, el Dr. Landaverde, mi oncólogo, me prescribió una serie de examenes para iniciar el control, que durante siete años, tendrá que hacerse a cualquier célula loca que haya decidido hacerse la graciosa y sobrevivir al envenenamiento reciente.

Mi primer cita de control fue el lunes anterior (4 de mayo), recibiendo la excelente noticia de que ninguno de los tres resultados: el gamma oseo, la radiografía de tórax y los exámenes de sangre, presentaban señales del osteosarcoma. Gracias a este buen comportamiento de mi cuerpo, el doctor me citó para dentro de cuatro meses y no al término de los tres que esperaba.

Tampoco es que salí con las manos vacías, tengo dos efectos secundarios de la quimio, que son un poco molestos, uno más que el otro. Debido a reacciones al cisplatino, uno de los venenos utilizados, al parecer estoy reteniendo azúcar en la sangre. Entiéndase que no es que me estoy volviendo empalagoso o dulce (solo para las hormigas), sino que los niveles de azúcar en sangre no son normales. Para esto, me refirió a otro doctor, uno de medicina interna, que me envió muchos exámenes más, para estar seguros de que no es diabetes (si lo fuera, confirmaría mi maravillosa suerte en la lotería de las enfermedades).

El otro efecto es lo que llaman el síndrome del guante. Siento un adormecimiento en mis manos, sobre todo en los dedos, similar a la sensación que tienes cuando usas guantes, no sientes tu mano muerta, pero pierdes la mayor parte de la sensibilidad. Esto si es molesto, porque cosas tan comunes como escribir o digitar en el teclado de la compu, se vuelven complicadas. Como no tengo mayor sensación en las llemas de mis dedos, no identifico correctamente las teclas en el teclado, con lo que mi digitación se ha vuelto espantosa. Tengo que revisar y corregir lo que escribo, constantemente. Cuando escribo con lápiz o lapicero, tengo serios problemas para lograr completar los trazos, con lo que mi letra ha sufrido las consecuencias. Adicionalmente, como no siento mucho, tanto cuando escribo como cuando digito, aplico más fuerza de la necesaria, con lo que me causo dolor en corto tiempo. Esto también me pasa al impulsar la silla de ruedas, por lo que el doctor me sugirió utilizar guantes de bicicleta, para no hacerme daño. Para hacerlo aun más interesante, tengo problemas al tomar cosas, como botellas o vasos; se me resbalan, porque no calculo correctamente la presión que debo ejercer. Lo bueno es que solo tengo que esperar un año a que se me quite el problema, ya que eso tarda el cuerpo en eliminar el cisplatino del organismo... :)

En estos días estaré de exámen en exámen para ver el tema del azúcar, así que ya les contaré si me convierto oficialmente en caramelo o si sigo siendo el mismo viejillo malencarado de siempre... :D

miércoles, 4 de marzo de 2009

37. Un techo para mi país

Aunque el terremoto de La Cinchona fue espantoso, lo ha sido más para los damnificados, el tiempo que ha transcurrido sin que se solucionen sus problemas de vivienda. Las tormentas que han tenido que sortear en endebles tiendas de campaña que fueron diseñadas para la diversión de un fin de semana en la playa y no para albergar a una familia de 6 miembros, a la interperie, bajo un clima hostil y durante meses, ha sido increíble. En esos momentos, cuando se ha perdido todo, cuando no se tienen ni esperanzas para salir adelante, es cuando la gente de 'Un techo para mi país' decidió armar unos cuartitos de madera, pequeños, sin aspavientos, pero abrigadores, que les devuelven un poco de dignidad y mucha esperanza a algunas de las familias que tanto han sufrido en esa zona.

Marcia, vos sos el techo para mi país.

Cuando viste que estaba con la moral por los suelos, hiciste algo grandioso y me devolviste una fe en las personas, en mis congéneres, que había perdido.

Luego del accidente en que me quebré la tibia y que me indicaron que era un tumor, aun antes de conocer el resultado de la biopsia que corroboraba la malignidad del tumor y la extensión del cáncer, yo siempre tuve claro que, aun ante el peor de los escenarios, cual era perder mi pierna, mientras conservara ese habitante trascendente que contiene mi ser verdadero, esa 'no se qué' que hace que seamos quienes somos, lo que pasara con mi pierna no me afectaría. Esta certeza de que al final, aun sin mi pierna derecha, seguía siendo siempre yo, sin sentir ninguna diferencia verdadera entre el Rolo con pierna o el Rolo amputado, mantuvo mi ánimo en el punto ideal para soportar todo lo que vino y lo que sigue llegando.

Pero claro, mantener a ese yo inmaterial de buenas, no es tan sencillo. El alimento que lo mantiene vivo no es físico, es emocional y mental. Siempre se ha alimentado de mis pequeños logros personales, los que no se ven, los que muchas veces nadie entiende o comparte, pero que uno disfruta.

Cuando te comenté que el proyecto que he sostenido desde hace más de diez años y que en los últimos cinco ha ocupado la mayor parte de mi energía y esfuerzo, estaba por desaparecer, hiciste algo que no esperaba, que nunca me habría atrevido a pedir y que ni siquiera era una posibilidad lejana al momento de abrir mi corazón y contarte lo que sentia... lo salvaste.

No tengo como pagarte eso Marcia, porque el techo que me construíste, rescató a ese yo etéreo que estaba a punto de tirarse a la lona y esperar el conteo del referi. Además tu gesto fue tan espontáneo y sincero, que me ha horadado el corazón, tan profundamente, que ha tocado fibras vírgenes, esas partes que están tan dentro tuyo que ya ni recordabas que estaban ahí.

Sos una heroína. Para muchos, pero para mí más. Gracias, con el corazón en la mano, gracias.

Ahora no me importa lo que pase con mi proyecto. Seguiré trabajando con mi mayor ahínco para que llegue a buen término, pero hoy por hoy, frente a tu acto heroico, todo el valor emocional que tuvo se sonroja ante la majestuosidad de aquel. Si mañana cierran mi proyecto y lo tiran a la basura, conservaré algo mucho más valioso inscrito en mi corazón. Gracias de nuevo.

jueves, 26 de febrero de 2009

36. Pelo 'e gato

Claro, como me encanta mojarme, siempre he disfrutado los famosos pelo 'e gato, esas lloviznas finas, que caen en tardes soleadas, y que lejos de enfriar, más bien refrescan.

Mis lloviznas no han sido tan refrescantes. A tantos días de terminar la quimio aun me ha quedado una especie de migraña en el lado izquierdo de la cara, que ha sido bien molesto.

Además, por mi aversión natural a los medicamentos, me aguanto el dolor hasta que se pase... claro algunos días no pasa y tengo que tomarme una Neurobion o si es demasiado una Tramacet, pero por lo general, con un poco de masaje y paciencia, se me pasa.

Estoy realmente contento de haber terminado la quimioterapia, además he recibido el cariño y el apoyo de tanta gente, que me hace sentir todavía mejor.

Un día de estos di el sapotazo. Tenía el pie mojado y al ponerme de pie, me resbalé y caí literalmente "de nalgas". Por dicha no pasó a más.

Ayer que fui al Banco, al subir unas graditas que están a la salida de mi oficina, caí sentado... se me corrió la silla de rodines que utilicé como vehículo de emergencias... :)

Afortunadamente no me he hecho daño y al final, debería ir acostumbrándome a las caídas, seguro me tocarán muchas más.

Hoy la procesión va por dentro. Ayer tuve algunas decepciones en el trabajo y hoy he pasado con la máquina caída. Espero que todo se solucione, sea para seguir aportando mi mejor esfuerzo en el Sindicato, o para buscar un nuevo lugar donde trabajar, ya veremos...

domingo, 15 de febrero de 2009

35. Resaca climática

Bueno, las lluvias terminaron, salió de nuevo el sol, pero la bendita llena no se va... y así la gente que ve con tanta esperanza como el cielo se pone azul de nuevo, pues revive su propia tragedia al ver su casa aun inundada y sin un tapón en el fondo por donde evacuar tanta agua... las llenas del Caribe son terribles, de verdad!!

Mi llena, cual resaca climática, fue terrible. Jueves y viernes estuve relativamente tranquilo, con solo algo de náuseas. El viernes vino mucha gente a visitarme y eso me distrajo y me hizo sentirme mejor, pero el sábado, el domingo y el lunes, fue terrible, como si me hubiese atropellado un camión. No me sentía bien, tenía muchas náuseas, mareos, la fatiga no se me quitaba, fue espantoso. Claro que la idea de que era la última vez no dejó de alegrarme de momento en momento.

El martes fue mi cumpleaños y pensé por un momento que me tocaría vivirlo entre achaques post-quimioteráticos, pero por fin amanecí mejor, sin náuseas al menos, solo con algo de mareos. Por la mañana mi hermana y mi sobrina me trajeron un trozo de tres leches con una velita y me cantaron cumpleaños, fue muy lindo. En la tarde fuimos a comer pizza, porque tenía un antojo, pero al final comí lasagna... hacía mucho no comía lasagna y me encantó. Me encantó además ver ahí a Eli, que ha sido un apoyo tan grande en estos días. Fue hermoso.

Sin embargo, el hecho de alcanzar un año más de vida fue además muy extraño. Por un momento creí que iba a tener una fiesta de cumpleaños apoteósica. Que Walter y el Torito organizarían un bacanal para 500 personas, donde toda la gente que conozco iría a celebrar conmigo la llegada de un año más de vida y con tan buenos pronósticos, justo como lo que hacen con los viejitos cuando cada año de vida es en si mismo un verdadero logro que celebrar y entonces les reunen a toda la familia, hijos, nietos, bisnietos y demás especies, para que apaguen un queque lleno de candelas, tantas que si de verdad lo dejaran apagarlo solo, le daría inmediatamente un paro cardio-respiratorio. Cuando me fui a dormir, sentí como que la bacanal me hizo falta, es extraño, porque no soy particularmente amante ni de las fiestas, ni de las multitudes, pero es como una sensación, egoísta y escandalosa, de echarle porras a un logro que tampoco es tan logro...

Estos días, luego del martes, me han permitido irme recuperando de verdad de los efectos de la quimio. Puedo decir que ayer por fin me sentí como nuevo, sin ningún síntoma de ningún tipo. Nuevamente mi hermana tuvo la idea de llevarnos al cine; fuimos a ver Bolt en 3D, un hecho que quería vivir, ya que como soy miope y tengo un "ojo perezoso" no estaba seguro de que la tercera dimensión me funcionara, pero la verdad fue impresionante, cuando una calabaza con el interior en llamas casi me vomita fuego en la cara y estuve a punto de acompañar a los 100 niños de la sala en un grito de terror, que afortunamente mis frenos pudorosos lograron detener a tiempo, me corroboraron que si soy un hombre del siglo XXI: ¡puedo ver las pelis de 3D!!!

Ahora tengo que empezar a recuperar mis actividades, mi vida. Aun no tengo facilidades de movilización, pero trato de hacer todo lo que puedo por mi mismo. Ya veremos que pasa en abril, cuando por fin me pongan la prótesis.

jueves, 5 de febrero de 2009

34. Mejores pronósticos

Ok, creer en las predicciones del metereológico en un país como Costa Rica es difícil... pero luego de días tan ventosos como los que vivimos, que bien suena cuando Maxito nos dice por Teletica que el frente frío ya va pasando y que para el fin de semana tendremos nuevamente días soleados de cielos azules... aunque al final haya más tormenta!!! Paradójico no?

Esta semana viví mi último ciclo de quimio, el sexto. Lunes, martes y miércoles asistí al Servicio de Oncología del Hospital México, con cierto resquemor por todo lo que se que puede pasarme, pero con una alegría indescriptible de saber que era mi último ciclo.

El lunes sucedió algo que me marcó profundamente, lo volví a vivir durante el martes y el miércoles cada vez que se repetía el mismo cuadro: muy temprano, antes de las siete de la mañana, un grupo de niñitos del Hospital Nacional de Niños, acude a recibir terapia con el acelerador de partículas (radiación). Niñitos de dos o tres años, tan pequeñitos que van de dos en dos en las camillas sin tocarse siquiera, tan frágiles con sus ojitos profundos y sus cabecitas rapadas, tan solos, con la única compañía de asistentes y enfermeras. No creo que ningún corazón pueda permanecer inmutable ante esta realidad tan cruda y tan cruel. Si uno de grande no puede a veces acompasar tantas ideas en la cabeza sobre lo que está pasándonos, me imagino a esos niñitos, cuya vida está apenas empezando... fue impresionante.

Pues el lunes fue un día muy pesado. Me lograron poner la vía en el segundo intento, pero el tratamiento tardó en salir de farmacia, por lo que ingresé a las 8 de la mañana y salí a eso de las 2 de la tarde... tan cansado, mareado y con náuseas, o sea, full extras. Esperar al taxi casi una hora, fue casi un suplicio, pero al llegar a casa, almorzar y descansar un rato, la verdad fue como si me revivieran. Para la tarde ya me sentía super bien, solo con algo de fatiga, pero muy bien.

El martes mis venas decidieron ponerse en huelga. No fue sino hasta el séptimo intento en que al fin pudieron ponerme la vía, que con lo que costó encontrarla había que cuidarla como si fuera de oro, pero como solo me ponen la epirrubicina, me da orinadera de embarazada e ir al baño con la vía puesta, cuidándola para que no se salga... haciendo equilibrio en una sola pierna... es verdaderamente una hazaña, pero por fin, la vía resistió hasta el final. Salí nuevamente con algo de mareo y náuseas, pero nuevemente se me quitaron al llegar a casa y reposar un poco.

Ayer fue mi tercer día del último ciclo y la verdad es que mi actitud superó lo que fuera. Primero tenía cita con el oncólogo, que revisó mis placas de tórax y corroboró que no hay absolutamente nada que parezca ni por asomo un tumor o cualquier otra "rareza" relacionada con el osteosarcoma. Este tipo de cáncer siente una predilección por los pulmones, luego de los huesos claro, y por eso el seguimiento será casi rutinario. No encontrar nada en las placas, luego de seis meses de la amputación es una excelente señal. El oncólogo me confirmó que estoy en claro proceso de curación y que aunque no puede darme de alta, ya que el cáncer es un proceso largo que se vence, en este caso a los siete años, estoy libre de cáncer hoy y eso me alegró mucho. Además, en la aplicación de la quimio solo hubo dos intentos de vía y todo salió muy bien. Al regresar, mucho mareo y náuseas, pero pronto se me quitó.

Además mi hermana tuvo la maravillosa idea de invitarme al cine, para celebrar mis resultados y eso me hizo muy bien.

Aun tengo pendiente un gamma oseo para marzo, exámenes de rastreo en sangre y una nueva placa de torax en abril y la siguiente cita con el oncólogo en mayo, pero de verdad me siento tan bien, tan contento, tan feliz de que ya esto de la quimio haya terminado, que no se ni que decir.

Por lo pronto, disfruto de los pronósticos de Maxito.

miércoles, 28 de enero de 2009

33. Días de borrasca, víspera de resplandores

Una amiga colombiana, Alicia, compartió conmigo la frase del título y la verdad me encantó.

Las borrascas son esas tormentas escandalosas, que no solo traen mucha lluvia, sino que además tienen vientos fuertes, con lo que uno parece caballero de la edad media, blandiendo el paraguas para todas partes, porque pareciera que la lluvia lo ataca a uno por los cuatro costados. Cuando el paraguas se da vuelta, es decir, cuando la parte cóncava deja de estar hacia nosotros, para mirar hacia el cielo, significa que la borrasca ganó el combate.

Al final, las borrascas son caprichosas. El viernes pasado (16 de enero) me sentía tan bien, pero el sábado empecé a sentirme medio mareado. El domingo, fui a la despedida de mi hermano Carlitos y aunque el ambiente fue genial, terminé tan cansado y mareado que cuando llegué a la casa, casi caigo desmayado, literalmente. El lunes y el martes (19 y 20 de enero) fueron terribles, náuseas, mareos y una fatiga espantosa. Traté de mantenerme lo más activo posible, porque he descubierto que cuando me quedo acostado, tiendo a sentirme aun peor, sobre todo más mareado.

Insisto en que, aunque parezca una alcahuetería, los helados de palillo de Eli, han sido casi milagrosos. Cada vez que sentía náuseas, un helado de cas o de coco hacían su trabajo. No tuve que tomar pastillas y eso me alegró muchísimo.

Ya el miércoles me sentí super bien.

Este domingo (25 de enero), hicimos una nueva despedida a Carlos, que se va por un año a Washington, para trabajar en el BID (en el fondo siento que se quedará allá, es un profesional impresionante, no creo que lo dejen ir así como así), por eso aprovechamos para volverlo a despedir justo antes de que se fuera (partió el lunes 26 de enero). El día fue maravilloso, fue uno de esos resplandores que siguieron a las borrascas de la semana.

En estos días estoy preparándome mentalmente para mi última tormenta anunciada. Así es. El próximo lunes, martes y miércoles (2, 3 y 4 de febrero) me aplicarán el próximo ciclo de quimioterapia, el último que me programó el oncólogo. Pasado mañana me harán una radiografía de tórax, para verificar que no se me hayan formado tumores en los pulmones, que son el lugar preferido de los osteosarcomas para atacar, después de los huesos. Además en marzo me harán un nuevo Gamma Oseo, para verificar lo mismo en el resto de los huesos que dejó intactos el cáncer.

Espero muchos más resplandores en los próximos meses, ya les iré contando.

viernes, 16 de enero de 2009

32. Cielo azul

Hace unos cinco años que vivo en Ciudad Colón. Desde entonces me he dado cuenta de que nuestro clima es algo impresionante. Mientras en San José hace frío, llueve, hay neblina, o está muy nublado, sale uno del Alto de las Palomas y pasa el cruce de Piedades de Santa Ana y los de Brasil de Mora, y listo, clima nuevo, cielo azul, mucho calor y en días como estos, vientos frescos que hacen agradable tanto sol.

Pues esta semana el cielo azul de Ciudad Colón se me vino encima. Ha sido una semana impresionante en la que me he sentido muy bien.

En la aplicación de la quimioterapia, con excepción del tercer día (miércoles) en que me punzaron tantas veces que a la sexta perdí la cuenta, ya que mis venas optaron por hacer mutis por el foro y desaparecieron del espectáculo, los efectos han sido muy benévolos.

Ese día tuve un poco de náuseas, pero con la Pliticam de rigor, se me calmaron. Ayer tuve un día hermoso en el que ni siquiera tomé ningún medicamento, solo un poco de fatiga, que atendí con una siesta luego del almuerzo y listo.

Hoy nuevamente me he levantado muy bien, sin náuseas ni mareos. Además como he aprendido de las anteriores aplicaciones, he cuidado de ingerir los remedios apropiados que me han librado del estreñimiento, efecto que aunque ha querido afectarme, no ha podido, gracias sobre todo a las ciruelas (remojadas en jugo de uvas), la linaza y las frutas.

Además los helados de palillo de Eli, han sido una verdadera bendición, porque cada vez que siento esa sensación espantosa en la boca, como metálica, que me produce tanta salivación, me como un heladito (los de cas son un 100) y con eso se me quita. Esto además me ha permitido tomar bastante agua sin que me den náuseas, con lo que creo que estoy limpiando el cuerpo más rápido que en otras ocasiones.

La verdad me siento bien y agradecido por tan buen resultado. Ya solo me queda un ciclo en febrero. En los próximos días me hacen nuevamente exámenes de rastreo, para verificar los resultados de la quimioterapia, así que ahí les cuento.

lunes, 12 de enero de 2009

31. Weather Channel 2

En lugares como Kansas, donde enormes planicies llenas de sembradíos de granos son varias veces más grandes que nuestro país, resulta mucho más sencillo predecir el clima. Los granjeros escuchan con mucha antelación, varios días incluso, las condiciones que el clima les deparará sobre sus tierras, lo cual, como sabrá cualquiera que haya sembrado algo más que el frijolito en el vaso del Gerber en el kinder, es información con valor de oro para sacar el máximo provecho de lo sembrado.

Eso es lo bueno de la programación de la quimioterapia, ya uno sabe cuando esperar tormenta y con base en la información de las tormentas anteriores, me puedo preparar mejor para recibir los embates de la presente.

Lo malo es que con los días, me cuesta más dominar mi voluntad y de verdad quisiera no tener que seguir con estos tratamientos, pero al final, no existe realmente una decisión que tomar, solo queda ir al hospital y poner el brazo para lo que viene.

Por fin hoy fue mi primer día del quinto (penúltimo!!!!) ciclo de quimio. Las punzadas fueron maravillosas, solo una y en la parte posterior del brazo derecho, que ni siquiera me duele, a pesar de que duró como seis horas, porque los químicos de la quimio se retrasaron, así que me tuvieron el suero goteando como una hora en espera de la temible epirubicina.

Aun no tengo náuseas, lo que me alegra mucho. En el ciclo anterior, me dieron náuseas desde el primer día de aplicación.

Además recibí un regalo maravilloso, que luego de sacarme las lágrimas, he guardado en mi corazón y he querido compartir con quienes leen este blog. Espero les guste:

El Niñito Dios existe
Gustavo Vargas R.


Desde hace muchos años (estando muy niño) me enteré de la triste realidad del Niñito Dios, cuando un 24 de diciembre oí a mi madre en un llanto tremendo decirle a mi tía que no había podido comprarnos nada para que el Niñito nos trajera esa Navidad. Mi impacto fue tal que todavía lo recuerdo con tristeza, no por haber descubierto la realidad de una tradición, sino por el desconsuelo de mamá que se sintió desmoronada por no poder comprarnos nada para esa Nochebuena.

Luego de eso, siempre he dicho que el Niñito Dios se enojó conmigo ya que desde entonces cada Navidad cuando alguien me pregunta ¿Que te trajo el niño? Siempre digo lo mismo, él se enojó conmigo, nunca me trae nada.

Pero esta Navidad fue diferente y por fin logré encontrar ese regalo que siempre esperé y que el Niñito supo esperar para dármelo en el momento oportuno.

Ese regalo ha sido Rolito, porque de verdad el Niñito Dios me ha dado la oportunidad de poder compartirlo y disfrutarlo luego de una crisis de salud que nos ha acercado aun más y que nos ha permitido volver a tener fe y amalgamar más nuestra amistad y la unidad de un grupo de compañeros que vivimos y, en alguna medida, dependemos de Rolo para muchas cosas.

Ese regalo que Dios me regaló es tan grande que alcanza para compartirlo, para sostener a toda una organización y sobre todo para mantener la llama ardiente de lucha y entrega por otros compañeros, que ha sido el estandarte de Rolito quien aun en su lucha interna por ganarle a un cáncer que se hospedó en su cuerpo, no desmaya en la defensa por los trabajadores.

Ese definitivamente es el mejor reglo que me han dado, pero el asunto no queda ahí, ya que he podido comprobar que también la Virgen María existe, si esa Madre que vio el sufrimiento de su hijo en la cruz y que siempre estuvo ahí para ayudarlo y aliviarle su cargas.

A esa Virgen María la he visto en DOÑA MERCEDES, (Y lo pongo con mayúscula) que como madre se ha entregado por entero a atender a su hijo que ha dejado todo de lado por llevar en sus hombros el peso de un trauma que castiga y devasta a muchas familias, sin embargo, ella ha soportado no solo la atención de Rolito, además de lidiar con las bromas y pesares que también nosotros le llevamos, con la carga de asuntos del Banco que también le generan cargas y pesadeces, hasta en eso ha sido grande.

Pero la cosa sigue, ya que además he podido ver con mis propios ojos al Angel de la Guarda, si ese que siempre nos protege, el cual se transfiguró en la figura de Eli, que ha estado presente e incondicional acompañándolos en esta jornada de lucha, y en el momento oportuno aparece para alivianar la carga.

Es posible que algunos crean que estas comparaciones son una blasfemia, pero dese mi perspectiva, me han permitido volver a creer. ¿Quién me va a negar el derecho de decir que Rolo es el mejor regalo que me ha traído el Niñito Dios, que la entrega de doña Mercedes es comparable al amor de la Virgen María por su hijo, o que la bendición de tener cerca a Elizabeth, es digna de asemejarse al Ángel de la Guarda? Por favor, es ahí donde se ve el amor de Dios y por eso digo:

Definitivamente el Niñito Dios existe

domingo, 4 de enero de 2009

30. Prevención de verano

Es normal que en verano revisemos varias áreas de nuestras casas, previniendo algunos problemas que podrían generar tragedias invernales, si no se corrigen a tiempo. Es así como revisamos canoas y desagües, volvemos a pintar los techos, corregimos problemas de filtraciones o humedad en paredes o muebles y de esta forma, no tenemos que andar corriendo en invierno, tapando goteras o destapando canoas. Claro, no todos aplican la prevención y esperan a que la canoa le caiga encima, como en el anuncio televisivo.

Yo he estado revisando mis canoas y mis desagües.

Desde hace varias semanas me he dado cuenta con toda claridad, que mantengo una fachada de alegría y optimismo, que muchas veces tiene detrás serios problemas de humedad y de filtraciones. Cuando menos lo espero, se me viene encima toda el agua acumulada y me dan períodos de llanto no solo inesperados, sino dolorosos.

He descubierto que el cuarto de baño me proporciona un espacio personal adecuado para revisar lo que siento, para llorar a gusto y en un ambiente contenido, si lo requiero, y para volver a contactarme con la fuerza interna que me motiva a seguir adelante.

Talvez algo importante, me lo había advertido el homeópata, es que uno tiende a mostrarse fuerte y decidido para no preocupar a la gente que tiene alrededor, para no generar en ellos angustias o tristezas, y eso está bien, bastante tienen con atender todas las necesidades que se generan con estos procesos, para estar lidiando también con los chuicas emocionales que uno carga, pero es también importante darse un espacio a uno mismo para sacarse esos chuicas y no estarlos acumulando peligrosamente en las canoas internas, porque cuando llueve, se te viene todo encima.

No es fácil lidiar con este tipo de procesos, no es sencillo comprender por qué esto me pasa a mí y no a Oscar Arias, que bien se lo merece; lo cierto es que esas pequeñas etapas de dolor, son solo piedrecillas en un camino enorme en el que uno puede reconocer en uno mismo, la cantidad enorme de bendiciones que se han asociado al proceso de dolor y que lo amortiguan e incluso lo sustituyen. El cariño de la gente, muchas veces de gente que uno no esperaba que reaccionara así o del todo gente desconocida, que se acerca y te da palabras de aliento. El amor de tu familia y amigos, que en forma desinteresada velan por uno para tratar de hacer mas llevadera la carga... y lo consiguen! y además toda la fuerza interna que aunque siempre ha estado ahí, talvez no es sino hasta ahora que la encontramos y la ponemos a trabajar.

Yo personalmente me recuerdo, cada vez que hago estas búsquedas de chuicas internos, que he sido obsequiado con el milagro de la vida. Mi proceso inició gracias a la bendición de haberme fracturado, con lo que se detectó el cáncer antes de que se fuera a pasear por mis pulmones, mis riñones, mi hígado o mi cerebro. Mis posibilidades de sobrevivencia son enormes, casi absolutas, gracias a ese milagro, y eso es algo que no puedo olvidar. Es una segunda oportunidad de aprovechar la vida. Eso alimenta fuertemente mis fuerzas internas.