miércoles, 29 de agosto de 2018

43. Y hasta el fenómeno La Niña pasa y la vida sigue.

Hace 10 años me amputaron la pierna. Hace casi 10 años pasé esta tormenta que fue la quimioterapia.

Me atacó un cáncer implacable: un osteosarcoma.

Simultáneamente a mi lucha contra la bestia, dos compañeros del trabajo luchaban hombro a hombro con la misma amenaza. Sus bestias no les dieron oportunidad, y eso que lucharon más, mejor y con un espíritu mil veces más valiente que el mío. Pero está claro que el cáncer no se lleva a quien se lo merece, ni deja a quien no. Es ciego y azota con furia a cualquiera. Por eso duele el doble cuando alguien que uno entiende que merecería un premio especial de parte del Cielo, recibe en cambio el arribo de este huracán.

Se que no merecía sobrevivir a mi tormenta, y sin embargo lo hice. Se que no he aprovechado todo este tiempo extra, toda esta sobrevida que he recibido sin merecerlo, pero heme aquí, diez ños después.

Agradezco a tantos que tanto me dieron durante ese tiempo. A Marcia le debo literalmente la vida. Fue compañera, amiga y maestra. Supo siempre estar ahí en el momento preciso. No dejó de luchar por mi, aun y cuando yo me despedí de la lucha (y del mundo). Aceptar que ya no está presente en mi vida, me ha costado más que aceptar la pérdida de mi pierna.

Hace unos días, con la celebración de los diez años de la amputación, escribí unas líneas que explican mejor mi situación actual. Puedes leerlas aquí.

Igualmente los invito a seguir mis publicaciones más recientes, en mi cuenta en Medium: https://medium.com/@rolocoto.

Un abrazo a todos.

Rolo