sábado, 9 de mayo de 2009

38. La vida sigue

Cuando la tormenta se pone grave, inunda nuestras tierras, se cuela en nuestras casas, se lleva nuestras posesiones y de vez en cuando, también arrasa con parte de nuestro círculo íntimo, llegan muchos a ofrecer ayuda. Algunos no pasan de ahí, se van y no regresan más, otros ayudan unos días, hasta unas semanas, pero al tiempo, uno entiende que si quiere ver nuevamente su casa limpia y habitable, tiene que poner manos a la obra.

Mi tormenta está aminando, pero el trabajo no acaba.

Luego de la finalización de la quimio, el Dr. Landaverde, mi oncólogo, me prescribió una serie de examenes para iniciar el control, que durante siete años, tendrá que hacerse a cualquier célula loca que haya decidido hacerse la graciosa y sobrevivir al envenenamiento reciente.

Mi primer cita de control fue el lunes anterior (4 de mayo), recibiendo la excelente noticia de que ninguno de los tres resultados: el gamma oseo, la radiografía de tórax y los exámenes de sangre, presentaban señales del osteosarcoma. Gracias a este buen comportamiento de mi cuerpo, el doctor me citó para dentro de cuatro meses y no al término de los tres que esperaba.

Tampoco es que salí con las manos vacías, tengo dos efectos secundarios de la quimio, que son un poco molestos, uno más que el otro. Debido a reacciones al cisplatino, uno de los venenos utilizados, al parecer estoy reteniendo azúcar en la sangre. Entiéndase que no es que me estoy volviendo empalagoso o dulce (solo para las hormigas), sino que los niveles de azúcar en sangre no son normales. Para esto, me refirió a otro doctor, uno de medicina interna, que me envió muchos exámenes más, para estar seguros de que no es diabetes (si lo fuera, confirmaría mi maravillosa suerte en la lotería de las enfermedades).

El otro efecto es lo que llaman el síndrome del guante. Siento un adormecimiento en mis manos, sobre todo en los dedos, similar a la sensación que tienes cuando usas guantes, no sientes tu mano muerta, pero pierdes la mayor parte de la sensibilidad. Esto si es molesto, porque cosas tan comunes como escribir o digitar en el teclado de la compu, se vuelven complicadas. Como no tengo mayor sensación en las llemas de mis dedos, no identifico correctamente las teclas en el teclado, con lo que mi digitación se ha vuelto espantosa. Tengo que revisar y corregir lo que escribo, constantemente. Cuando escribo con lápiz o lapicero, tengo serios problemas para lograr completar los trazos, con lo que mi letra ha sufrido las consecuencias. Adicionalmente, como no siento mucho, tanto cuando escribo como cuando digito, aplico más fuerza de la necesaria, con lo que me causo dolor en corto tiempo. Esto también me pasa al impulsar la silla de ruedas, por lo que el doctor me sugirió utilizar guantes de bicicleta, para no hacerme daño. Para hacerlo aun más interesante, tengo problemas al tomar cosas, como botellas o vasos; se me resbalan, porque no calculo correctamente la presión que debo ejercer. Lo bueno es que solo tengo que esperar un año a que se me quite el problema, ya que eso tarda el cuerpo en eliminar el cisplatino del organismo... :)

En estos días estaré de exámen en exámen para ver el tema del azúcar, así que ya les contaré si me convierto oficialmente en caramelo o si sigo siendo el mismo viejillo malencarado de siempre... :D

1 comentario:

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

Espero que tanta azucar en tu sangre sea por que tu caracter es dulce!!

Saluditos y que sigas mejor