domingo, 10 de mayo de 2009

40. Devas del aire


Los devas del aire, o también conocidos como ángeles de las tormentas, son seres de energía que buscan la purificación de las cosas y las personas a través del agua. Producen tormentas y con ellas, barren la suciedad que encuentran a su paso, sin misericordia. Pero también, pueden dar paz a las zonas en tormenta, trayendo de regreso al sol, evacuando las aguas estancadas y regalando prosperidad a los afectados por la tormenta.

Yo debo confesar que si algo he encontrado en todo este proceso, son ángeles.

Desde que me fracturé el 24 de junio del 2008, desde ese mismo momento, apareció una prima, Angélica (que hasta el nombre propicio tiene) y se avocó a generar una respuesta responsable de la Clínica Católica con mi caída. Su intervención y la ayuda que nos brindó un ángel mayor, el torito, facilitaron mi traslado inmediato al Hospital México, en una ambulancia pagada por dicha Clínica.

Cada día que fue pasando, nuevos ángeles se cruzaron en mi vida, regalándome bendiciones, facilitando mi proceso, aliviando mis angustias y dolores, haciendo de esta tormenta, una situación menos trágica.

Ahora debo añadir nuevas bendiciones de ángeles que siempre han estado ahí, se trata de tía Virginia y sus hijas, Diana, Wendy y Mari, y su hijo Juan, así como de mi querida amiga Eli.

Cuando en el CENARE me prescribieron por fin la prótesis de mi pierna derecha, me entregaron una lista enorme de empresas ortopédicas, que podían proveerme el servicio de confección. Luego de llamara a todas ellas, encontramos que el lugar con el mejor precio era el Centro de Prótesis Avanzadas, una fábrica de primer nivel, que se encuentra en Atenas, donde se confeccionan este tipo de adiamentos, con materiales de excelente calidad y con técnicas verdaderamente de avanzada.

Claro, la tal prótesis cuesta mucho más que los 400 mil colones que el Seguro Social entrega como ayuda. El costo total, superará los 2.5 millones de colones.

Yo sabía que la prótesis tendría un costo importante, pero jamás me imaginé que fuera algo tan costoso.

En todo caso, junto con mi mamá, esa compañera inagotable de mis batallas de siempre, nos dimos a la tarea de buscar opciones para financiar el costo de la prótesis. La opción más factible, era presentar un reclamo al INS sobre mi póliza de vida, ya que cuando uno sufre amputación de algún miembro, la póliza indemniza dicha pérdida. Yo espero que este reclamo se acepte y al final me entreguen al menos 1.5 millones. Con este dinero, más el dinero que otorga la Caja, ya no nos haría falta mucho, así que era cuestión de esperar.

Sin embargo, de forma totalmente desinteresada, mi tía y sus hijas e hijo, nos obsequiaron 500 mil colones, con los que pude comprar el Liner de la prótesis e iniciar el proceso que tanto he esperado para contar con una prótesis. Días después, Eli, igualmente, sin ninguna otra intención que la de ayudar, ha iniciado la venta de una "rifa" que espera recaudar otros 500 mil colones para la causa (que no nos oiga la Junta, porque me la meten 9 meses a la cárcel). Esto es como la Rolotón (ya me lo había dicho el torito), y aunque me da una pena enorme saber que se hacen estas cosas por mi, un poco por esa mala costumbre de creer que no me merezco nada bueno, pues lo cierto es que se siente muy bien contar con apoyo en estos momentos en que se requiere.

Y es que, aun sin pedirlo, hay gente tan maravillosa a mi alrededor. Gente que piensa en mí, que eleva oraciones con su propia fe, para ayudarme, que están pendientes de mi bienestar aun sin que yo me entere. Son mis devas del aire, son mis ángeles guardianes.

Si no fuera porque ya hipotequé mi corazón con otro ángel enorme (la maestra), se los dejaría aquí como muestra gráfica de mi gratitud.

Gracias por tanto cariño.
Gracias por la compañía que tanto aprecio.
Gracias por la llamada, el mensaje o la visita oportuna, para no sentirme desconectado del mundo.

Gracias por tanto amor.

sábado, 9 de mayo de 2009

39. Los hitos

Uno no supera las desgracias de un día para otro. Se sale del lodazal un paso a la vez. Por eso, los que saben de estos temas, recomiendan a quienes han sufrido el embate de las fuerzas de la naturaleza, que vayan poco a poco poniendo hitos en su vida diaria. Marcadores que sirvan para ir reconciendo los avances, que con el día a día a veces se nos pasan por alto y que perfectamente nos pueden confundir, pareciéndonos que no avanzamos y que la vida se ha detenido. Cuando logro sacar el agua de mi casa, declaro un hito. Cuando limpio los muebles y los pongo en su lugar, declaro otro. Cuando ahorro lo suficiente para comprar un nuevo refrigerador, un hito más. Los hitos pueden verse hacia atrás, puedes comprender con claridad, cuanto has avanzado.

Yo tengo mis hitos.

Mi primer hito fue en mi cumpleaños de este año. El 10 de febrero. Ese día me di cuenta nuevamente, de que estaba vivo. Recién concluía la quimio y entendí que el cáncer no me quitó ese año adicional de vida.

Mi segundo hito lo marcó alguien que tiene mi corazón a su cuenta, para que haga con él lo que quiera. Marcia. Ella solita, me ha levantado una y mil veces, sin quejarse, sin hacer muecas, con amor y de forma desinteresada. Cuando hace unas semanas rescató un proyecto que para mí era casi mi vida, tuve que dejarle mi corazón en garantía, porque ya no tengo como pagar todo lo que ha hecho.

Mi tercer hito se dio el 1º de abril, cuando oficialmente regresé a trabajar. Ya llevaba dos semanas llendo al trabajo para recuperar la costumbre, pero en forma oficial, ese día volví a mi trabajo en el Sindicato. Desde ese día, cada minuto de trabajo, cada segundo conversando con la gente, cada fracción de segundo preocupado por la falta de justicia en las relaciones laborales, me hace sentir que sigo siendo el mismo que fue a trabajar el 23 de junio del 2008, el mismo que con dos piernas subió a la oficina y atendió los asuntos que urgían... porque siempre urge algo. Siento como, aun con una pierna menos, sigo siendo yo, Rolo, sigo emocionándome cuando algún compañero tiene un éxito, sigo preocupándome cuando se va a despedir a alguno otro, sigo enojádome cuando no encuentro atención a mis ruegos... soy yo. Tengo una parte menos de mi cuerpo, pero sigo siendo yo.

El cuarto hito se dio poco después de regresar al trabajo. El 22 de abril empecé a utilizar el liner, una especie de funda de hule, que debo poner en mi muñón, para sujetar posteriormente la prótesis. Probablemente lo utilizaré todavía durante todo el mes de mayo, antes de que me pongan la prótesis, para que el muñón vaya adquiriendo el tamaño ideal para utilizar la prótesis. La prótesis será para mí un símbolo de independencia. Actualmente me desplazo con la silla de ruedas, y eso limita mis movimientos, no solo a los lugares donde la silla quepa, sino a los que pueda llegar en la silla, sea por propio impulso, o porque me lleven. Hay momentos en los que me desespero, de verme casi encerrado en mi casa, sin poder salir, porque no tengo como irme por mi propio pie. Por eso, a pesar del gran dolor que me ha producido el liner, ya que me ha quemado y hasta roto, la piel del muñón, soporto las incomodidades con gusto.

Seguiré poniendo hitos, seguiré caminando, seguiré viviendo...

38. La vida sigue

Cuando la tormenta se pone grave, inunda nuestras tierras, se cuela en nuestras casas, se lleva nuestras posesiones y de vez en cuando, también arrasa con parte de nuestro círculo íntimo, llegan muchos a ofrecer ayuda. Algunos no pasan de ahí, se van y no regresan más, otros ayudan unos días, hasta unas semanas, pero al tiempo, uno entiende que si quiere ver nuevamente su casa limpia y habitable, tiene que poner manos a la obra.

Mi tormenta está aminando, pero el trabajo no acaba.

Luego de la finalización de la quimio, el Dr. Landaverde, mi oncólogo, me prescribió una serie de examenes para iniciar el control, que durante siete años, tendrá que hacerse a cualquier célula loca que haya decidido hacerse la graciosa y sobrevivir al envenenamiento reciente.

Mi primer cita de control fue el lunes anterior (4 de mayo), recibiendo la excelente noticia de que ninguno de los tres resultados: el gamma oseo, la radiografía de tórax y los exámenes de sangre, presentaban señales del osteosarcoma. Gracias a este buen comportamiento de mi cuerpo, el doctor me citó para dentro de cuatro meses y no al término de los tres que esperaba.

Tampoco es que salí con las manos vacías, tengo dos efectos secundarios de la quimio, que son un poco molestos, uno más que el otro. Debido a reacciones al cisplatino, uno de los venenos utilizados, al parecer estoy reteniendo azúcar en la sangre. Entiéndase que no es que me estoy volviendo empalagoso o dulce (solo para las hormigas), sino que los niveles de azúcar en sangre no son normales. Para esto, me refirió a otro doctor, uno de medicina interna, que me envió muchos exámenes más, para estar seguros de que no es diabetes (si lo fuera, confirmaría mi maravillosa suerte en la lotería de las enfermedades).

El otro efecto es lo que llaman el síndrome del guante. Siento un adormecimiento en mis manos, sobre todo en los dedos, similar a la sensación que tienes cuando usas guantes, no sientes tu mano muerta, pero pierdes la mayor parte de la sensibilidad. Esto si es molesto, porque cosas tan comunes como escribir o digitar en el teclado de la compu, se vuelven complicadas. Como no tengo mayor sensación en las llemas de mis dedos, no identifico correctamente las teclas en el teclado, con lo que mi digitación se ha vuelto espantosa. Tengo que revisar y corregir lo que escribo, constantemente. Cuando escribo con lápiz o lapicero, tengo serios problemas para lograr completar los trazos, con lo que mi letra ha sufrido las consecuencias. Adicionalmente, como no siento mucho, tanto cuando escribo como cuando digito, aplico más fuerza de la necesaria, con lo que me causo dolor en corto tiempo. Esto también me pasa al impulsar la silla de ruedas, por lo que el doctor me sugirió utilizar guantes de bicicleta, para no hacerme daño. Para hacerlo aun más interesante, tengo problemas al tomar cosas, como botellas o vasos; se me resbalan, porque no calculo correctamente la presión que debo ejercer. Lo bueno es que solo tengo que esperar un año a que se me quite el problema, ya que eso tarda el cuerpo en eliminar el cisplatino del organismo... :)

En estos días estaré de exámen en exámen para ver el tema del azúcar, así que ya les contaré si me convierto oficialmente en caramelo o si sigo siendo el mismo viejillo malencarado de siempre... :D