miércoles, 31 de diciembre de 2008

29. Tregua climática

Al parecer, el cielo también juega un importante papel en el fin de año, y como compadeciéndose de todos los que vivimos bajo su protección, nos regala una especie de tregua para que disfrutemos esta fecha, que aunque inventada y postiza, siempre es importante para nuestras vidas... un año más.

Por fin, el viernes antepasado me pusieron el tercer día de quimio del cuarto ciclo de este proceso y afortunadamente la vía intravenosa se apareció a la primera. La sesión fue corta, ya que los días 2 y 3 de cada ciclo solo son para pasar la birrubicina, que es ese líquido rojo, que con su color advierte su naturaleza.

Ya ese día por la tarde estaba atosigado por las náuseas, que me acompañaron casi por una semana. El sábado y el domingo no tuve mayor problema, puesto que estaba tomando PLITICAM, pero esa pastilla solo puedo tomarla por cinco días consecutivos, por lo que el lunes estuve malísimo, de hecho en la tarde tuve que tomarme la atonta-babosos, alias GRAVOL, y el martes otra más, aunque por dicha ese día (24) no me atontó tanto, y pasé una linda noche de navidad.

De hecho, cociné, por primera vez en meses, una de las actividades de las que más disfruto. Hice unas chuletas con manzanas en salsa de naranja, que dicho sea de paso, me salieron deliciosas.

Ya el 25 me sentía mejor, pero he seguido con algo de náuseas todos estos días, muy leves, pero no me abandonan. Dice el doctor que el asunto es que entre más ciclos lleve, más venenos han quedado "residentes" en el organismo, con lo que se van sumando y cuesta más eliminarlos del organismo. Chingo de esperanza la que me da, o sea que los próximos dos ciclos podrían ser terribles... toco madera, machalá, machalá.

Por lo pronto, estos días estoy muy bien y disfrutando de la tregua de fin de año, para afrontar con las mejores energías mi siguiente ciclo el 13 de enero.

Un saludo de corazón a todos los que me han estado dando ánimos durante todos estos días, de verdad les agradezco mucho su compañía, que tengan un muy buen cambio de año.

jueves, 18 de diciembre de 2008

28. Cuando la mañana oscura trae tormentas

Dicen nuestros abuelos que a mañana oscura, tarde segura, aludiendo a que si no llovió en la mañana, la tarde se aguantará la lluvia hasta la noche o hasta el día siguiente. Normalmente uno no pone en duda un refrán tan sobradamente demostrado como este, sin embargo, hay excepciones, en las que salimos de casa preparados (o sin prepararnos lo suficiente) para una tarde sin novedades acuíferas, y de pronto, cuando salimos a almorzar, se nos viene el chaparrón encima.

El miércoles fui a la cita con el oncólogo, quien me confirmó que los 21 días de descanso entre ciclos no son decididos al azar, que tienen que ver con el tipo de quimioterapia que me ponen y el tiempo necesario para lograr dos efectos, que las células cancerígenas, si las hubiere, no se recuperen, y que la médula, a contrariu sensu, tome aire y vuelva a la vida para la nueva arremetida de venenos.

Siendo así, y agarrándome a traición, el mismo miércoles me programó la quimio, es decir, ayer, hoy y mañana.

Aunque como ha sido en los otros ciclos de quimio, durante los días de aplicación no tengo mayores efectos, la novedad ayer fue que mis venas, como no estaban preparadas para el chaparrón vespertino, decidieron no salir al desfile, por lo que me punzaron como tres veces en forma infructuosa, hasta que encontraron vía en el brazo izquierdo. Costó tanto la toma de vía, que me la dejaron puesta par hoy, cuando de hecho funcionó muy bien, sin embargo, no me la pudieron dejar para mañana, porque hoy y mañana lo que me pasan es un venenín llamado birrubicina, que es tan particular que si no circula bien, se anquilosa y genera bloqueos en los tendidos de venas y posteriormente (casi póstumamente) en el corazón, así que mañana, vienen mas piquetes... a ver como me va...

domingo, 14 de diciembre de 2008

27. Crónica de una tormenta anunciada

Y los meteorólogos, entre bártulos y bolas de vidrio, encontraron una enorme masa tormentosa en el Caribe, a la que de cariño le pusieron MITCH. Corrieron presurosos a anunciar sapos y culebras en las lluvias próximas, cuidado Limón, cuidado Puerto Viejo, cuidado Pacuare... todo el caribe estaba en la cuerda floja de una tormenta que, aunque nadie más que los pitonisos climáticos veían, todos debían creer que al final iba a llegar. Por fin, se cumplieron las fechas fatales para el arribo del feroz Mitch a la costa y... bueno, no llegó. Los vientos y los azares del destino lo empujaron al norte, pero sucedió lo que los nigromantes del IMN no habían previsto, los sistemas de baja presión en el caribe, empujaron enormes masas de agua al pacífico, con lo que zonas al otro lado del país, como Parrita, Quepos, Osa, entre otros, sucumbieron ante las "llenas". Un efecto inesperado según dicen.

Pues esta semana, el miércoles, tenía cita con el oncólogo, que en teoría, tenía que programarme la quimioterapia para la próxima semana, mi cuarto ciclo. Pues al llegar al hospital nos encontramos con que mi doctor se fue a un Congreso Médico, con lo que trasladaron mi cita para la próxima semana, para el 17 de diciembre, así que mi próximo ciclo de quimio se trasladará también.

Ahora me inquieta que me lo programen para la semana del 22 de diciembre, porque pasaria todas las celebraciones navideñas envuelto en las mieles de la quimio... mieles agrias y pesadas, hieles más bien, pero en fin, todo sea por terminar esto cuanto antes.

Si no hubiera espacio para la quimio en esa semana, se trasladaría hasta el próximo año, porque en la semana del 29 no hay atención.

Lo que espero es que esta demora en la aplicación de la quimioterapia no tenga efectos colaterales "no esperados", porque aunque no tengo mayor conocimiento sobre la materia, asumo que si me programan los ciclos de quimio cada 21 días y no cada semana o cada 2 meses, será porque es necesaria la aplicación en ese tiempo específico y no al azar... pero ya veremos, que pasa.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

26. Monzones

En Asia, de pronto vienen algunos vientos del Océano ïndico y del Mar Arábigo, se dan cambios fuertes de temperaturas y se generan áreas de baja presión, que producen fuertes tormentas, que como aquí, causan grandes inundaciones. Son los monzones.

La comparación es odiosa, decía mi abuelita, pero a veces no puede uno menos que ver al lado...

En estos días salió en el periódico una publicación de personas con cáncer que indicaban su molestia por la falta de atención que perciben hacia ellos mismos, señalando entre otros problemas, la falta de medicamentos, las instalaciones sucias, desordenadas y saturadas, la falta de servicios sanitarios y mucho más. Señalan que estas carencias se dan en los dos únicos servicios de oncología que tiene el país, en los Hospitales Calderón Guardia y San Juan de Dios.

Yo estoy siendo tratado en el Hospital México, en lo que entiendo es un Servicio de Oncología. La sala de quimioterapia, aunque pequeña, es cómoda, limpia y siempre ordenada (ya había descrito algo en otro post). Muy cerca de la sala de quimio hay servicios sanitarios para hombres y mujeres, que siempre he encontrado limpios e incluso, cuando he tenido sesiones muy largas, he visto como varias veces llegan a repetir la limpieza de ambos servicios. No he tenido problemas de medicamentos, siempre me han puesto los químicos a tiempo y me han enviado los otros medicamentos que requiero para superar cada ciclo de la mejor forma posible... en fin, no tengo en realidad ninguna queja.

Eso me hace pensar nuevamente que he sido muy afortunado. Por la vehemencia de la publicación, es evidente que hay muchos otros pacientes de cáncer en el país, que no tienen la misma suerte y que al contrario, reciben tratos poco apropiados e incluso problemas tan graves como la falta de medicamentos.

Viendo esa situación desde mi propia experiencia, debe ser realmente horrible encontrarse con esas carencias. Si algo produce el cáncer, más que síntomas físicos, secuelas desagradables o dolores insoportables, es mucho miedo y con ello una gran sensibilidad ante lo que nos sucede. Uno se vuelve mucho más frágil que de costumbre, probablemente por enfrentar la posibilidad muy real de la muerte y luchar contra ella al defendernos del cáncer. Si en este período tan vulnerable, además sentimos que no estamos recibiendo un buen trato, que no se nos está brindando la medicina apropiada y que ni siquiera se escuchan nuestras quejas... debe ser terrible.

Espero que las gestiones que hacen fructifiquen, por ellos y por todos los demás que padecerán cáncer en el futuro (ellos indican en la publicación que cada año se diagnostican 9000 casos nuevos de cáncer).

miércoles, 3 de diciembre de 2008

25. La llena

Los pueblos del Caribe saben que luego de una tormenta fuerte y prolongada, es casi seguro que vendrá la llena, nombre que le dan a la inundación que se provoca luego del temporal. Sus tierras, largas planicies plantadas de banano o cacao, ofrecen el espacio ideal para que el agua de los ríos cercanos, cuyos cauces han aumentado significativamente por las aguas caídas en las montañas del oeste, se desahogue precisamente en esos lugares. Las llenas, aunque no son aplastantes o ruidosas, como un terremoto, al final les hacen mucho más daño que aquellos, porque entra hasta las entrañas de sus casas, destruye sus cultivos y les impide seguir con una vida normal hasta tanto los mismos ríos que llevaron el agua hasta ellos, se la lleven por la misma vía. Esto es así porque los terrenos, anegados y sobrecargados no dan abasto absorbiendo aquellas masas acuíferas.

El sábado, pero sobre todo el domingo y el lunes, me atacaron por sorpresa las náuseas. Aunque me negaba a tomar GRAVOL por el efecto atontante que me provoca, no pude más que ceder a la medicina, sin embargo, las sensaciones desagradables no pasaron e incluso se me bajaba mucho la presión, con lo que me sentía como recién atropellado. El martes, ante la nula mejoría, cambié de medicamento a uno que me había recomendado el oncólogo, que se llama PLITICAM, que me recuperó para la tarde. Hoy ya estoy muy bien, ahora sin sueño (!!¡¡) pero sin ninguna molestia asociada al vómito. Espero mañana haber superado ya las secuelas evidentes de este ciclo de quimio.

Hoy encontré la alegre compañía en este diario de mi querida Clarita, a la que la tecnología al fin le permitió visitarme, lo mismo pasó con mi Toro adorado, que también me dejó por primera vez un mensaje en este blog.

Aunque está de más decirlo, la compañía de todos me hace mucho bien, la agradezco de verdad.